Montag, 2. Juni 2008
Egon y Mario
– Tenemos tiempo para otro más –dijo, por fin, Fonchito, levantándose–. Ahora, ustedes dos. ¿Qué les parece? Sólo puede ser, voltea la página, madrastra, ése, cabalito. Dos jovencitas yaciendo entreveradas. No te muevas, Justita. Date la vuelta, nomás. Échate a un lado, madrastra, de espaldas sobre ella. La mano así, bajo la cadera. Tú eres la del vestido amarillo, Justita. Imítala. Este bazo aquí, y, el derecho, pásaselo a mi madrastra bajo las piernas. Tú dóblate un poquito, que tu rodilla choque con el hombro de Justita. Levanta esta mano, pónsela a mi madrastra en la pierna, abre los dedos. Así, así. ¡Perfecto!
Mario Vargas Llosa, Los cuadernos de don Rigoberto
